domingo, 30 de diciembre de 2012

Bosnia


  Miraba el lugar que había sido mi hogar y no lo recordaba. Me resultaba curioso el trepar de la mala hierba sobre las ascuas de piedra que antaño formaron sus paredes. El suelo de la calle asfaltado, tapando los agujeros que las bombas olvidaron. El jolgorio de los niños al jugar en las plazas, ahora seguras, me traslada a la navidad en que todo empezó de nuevo. La última de niño en mi hogar. La última después de la huida. Estábamos sentados en la mesa. Jugaba con muñecos y camiones de guerra por el suelo del comedor, con alguno de mis primos. No recuerdo su rostro ni su nombre. Todos nos separamos aquel día. Mi padre acaricia la botella de champán. Le da vueltas al alambre que viste al corcho, como si quitara el vestido de novia de la noche de bodas. Con una suave y extraña seguridad. Lo aparta y la desnudez del corcho se encuentra con sus dedos. Fuera se escuchan gritos, fuegos, disparos. Se ven sombras correr y desvanecerse. En casa la alegría en los rostros, desdibuja la muerte del exterior. Y, entonces el bang del corcho se confunde con el estruendo del impacto de una bomba sobre el comedor. El resto de recuerdos se visten de sangre y heridas. De luces y fugas. En definitiva, de desolación.

(Una primera idea en memoria a un viaje y a unos recuerdos. También a una guerra sin sentido, si es que existe algún conflicto que lo tenga. Espero que os guste).

martes, 6 de noviembre de 2012

Tristeza

Tristeza, sin tí no soy nada. Nada soy contigo, tristeza. 
Mis lágrimas recorren mi rostro como ríos sin agua, 
dibujando, en mis mejillas, su caída. 
Tristeza.

Sueños de muerte se cruzan en mi mente,
permanecen inamovibles como un rompeolas
frente al agitado mar.
Tristeza.

Afuera llueve. Una tormenta de palabras y letras
desordenadas, sin orden, en una clave
que sólo tus ojos conocen.
Tristeza.

Tu sombra yace junto a la mía,
permanece como el fantasma
que queda atrapado en una realidad pasada:
nuestra relación, tristeza.

Desaparece mi cuerpo y mi alma
pero mi corazón sigue sosteniéndose,
una vez más, en tus brazos,
 tristeza.

(Un simple sueño, un simple ejercicio. Espero que os guste).

miércoles, 24 de octubre de 2012

Lágrimas al alba

Se acercan fechas que se confunden con el tiempo y con la memoria. Casi con el alma. La miro y pienso si recordará el momento en el que nos conocimos, el momento en que nos besamos, con miedo, la primera vez. Si recuperó aquel tembloroso sabor, con otros besos posteriores. Mis lágrimas caen sobre rosas apagadas, que por un instante resplandecen de color. Sé que ya no volverá a recordar. Sé que sueño un imposible. Algo que en algún momento fue pero ahora es ceniza dispersada por el viento. Me pregunto si llegó a amar a otros, como me llegó a amar a mí. Nunca lo quise imaginar. Sólo los detalles me lo dirán. Me derrumbo delante de ella. Las espinas de las rosas se clavan en mi pecho y siento el fluir de la sangre hacia el exterior. Los pétalos de las rosas se desploman con mi cuerpo y escucho el aullido del viento. El tronar de las piedras pisadas. El grito de la grieta en la piedra. Ella me mira fríamente mientras me desplomo por el peso de mis sollozos, mientras el cielo retira su traje diario y dibuja una sonrisa de estrellada luz.

                                                                  AURORA   
                         (1634-2012)                                      
                      NO CONSIGO OLVIDARTE

(En momentos como el de hoy, sólo surgen cosas así. Espero que os guste. La canción es de After Forever y se llama "Cry with a Smile")


       
                                                         

miércoles, 10 de octubre de 2012

La decisión aceptada

La soledad me envuelve y dirige mis pasos. Obedezco sin rechistar. Ya no tengo nada más que perder. Sólo mi vida y eso, cuando bailas con ella durante años, ya no tiene importancia. Me indica que vaya a la cocina, que abra el cajón de los cubiertos y escoja un cuchillo. Los miro a todos y, de repente, casi sin quererlo, los veo de otra manera. Ya no son simples cubiertos, son elecciones para morir. La soledad me aprieta, me pide rapidez y decisión. ¡Con la de años que hemos pasado juntos, parece que no me conoce! Escojo el mediano de una colección de cuchillos japoneses. Recuerdo su precio irrisorio y del periódico que los promocionaba. ¿Apareceré en su página de sucesos? La propia soledad me contesta con contundencia y la posible fantasía viaja a mi subconsciente más escondido. Ella me dirige al baño y sigo sus indicaciones como haría un autómata al apretarse el botón del play. Suena el teléfono. Me distraigo por un momento pero decido dejarlo sonar. "Apresúrate" me dice la soledad. "Todo puede irse al traste si no tomas la decisión aceptada". No tengo nada que decir, mientras sigue aullando el teléfono. En el baño, delante del vaho del espejo, con el sonido del agua caliente llenando la pica, trazo un corte vertical sobre mis muñecas. De ellos, surge sangre que se diluye en el agua. Siento la sonrisa de la soledad a mi espalda y, por un breve instante, creo ver su sombra en el espejo.
    Antes de fallecer, veo gotas de sangre que se elevan con el vapor del agua y manchan el espejo y mi alrededor. Lo último que escucho es un "te quiero" que surge del altavoz del contestador. ¡Mierda, la vida me ha vuelto a engañar! Y ya no puedo recordar nada más que la última acaricia de la soledad en mí.

(Este texto surge de la canción de Gothye "Somebody That I used to Know". Os dejo enlace).


jueves, 27 de septiembre de 2012

Besos soñados

Hay besos que evocan historias. Hay besos que desaparecen al rozar los labios. Hay besos que jamás existieron y sólo fueron imaginados alguna vez. Hay besos inolvidables, despreciables y ya sabidos. Pero no hay ningún beso como aquel que no esperas.

(Un pequeño sueño que se repetía y repetía. Espero que os guste).

viernes, 31 de agosto de 2012

Primavera

Escucho el sonido y las palabras de una discusión lejana. Observo la ausencia de los sentimientos que antaño los unía y su brusco descenso al suelo. Imagino el desgarro que supone la ruptura, el desaliento que deja su roto. Veo las lágrimas que la escena dibuja en mi mente. La calle dormida se despierta brusca e inesperadamente por culpa de un desamor, de una decisión no compartida. Nada es y será como antes. Luces emergen de las ventanas dormidas. Persianas expresan su despertar repentino. Y los ojos miran. Pero los de ellos no. Nublados por las lágrimas del olvido, su visión no deja de ser como el vapor de agua de una cascada, como la tormenta cuando golpea el cristal del coche. La discusión avanza hacia el reproche, hacia el pasado, desnudándolo sin poder volver atrás. Sin salvar aquello que quedaba resguardado por el amor. Las sílabas se enredan entre ventanas abiertas, entre camas dormidas y ojos que parecen cuadros colgados en una galería de arte. Nadie silva, pidiendo silencio. Todos escuchan lo que el sonido de aquellas palabras dicen. Y saben que aquellas palabras manchan sus corazones, inundan sus almas y que les recuerdan a su pasado, al presente y, porqué no, a algún futuro. Por eso escuchan y no actúan. Por eso se mantienen despiertos a la espera de que todo acabe, de que llegue un final, el final, su final.
   Un grito, parecido al de la muerte, cruza la vida y la destruye. Entonces todos volvemos a nuestros sueños, pesadillas o lo que estuviéramos haciendo cuando la discusión nos desveló. Una ambulancia cruza la muerte y se detiene. Nada es lo que parece hasta que lo ves, ni siquiera el desamor.

(Este texto surge de una noche de insomnio y de la canción "La Primavera" de Estopa. Os dejo enlace)



lunes, 6 de agosto de 2012

Ariel

Vacaciones y el rumor del mar, me transportan al invierno. La roca me sustenta por encima del agua, aunque no me libra de ella, al rasgarse en minúsculas gotas saladas. Anochece y, en poco tiempo, la luz del faro jugará con la oscuridad y el mar. Mis piernas acarician al vacío. Me guarecen historias y leyendas que hablan de ausencias, de tiempos que no han pasado y de lugares que sólo la imaginación ha visitado. El horizonte sigue su pugna con la libertad, mientras pienso en la realidad que me encontraré a mis espaldas, cuando me levante y tenga que enfrentarme a la noche una vez más. Ariel llega a mi memoria, compartiendo recuerdos y cartas con él, el gran ausente. Fue en invierno cuando decidió dejar de escribirme. Fue en invierno cuando dio carpetazo a nuestra historia. Y ahora sólo resta la añoranza de algo que no fue. Pero en mi interior, guardo un recuerdo suyo, que crece por segundos y me une a él. Y eso, nadie me lo va a quitar.

  (Este pequeño texto surge de la canción de Alizée "Moi Lolita". Os dejo en enlace. Espero que os diga algo)


viernes, 3 de agosto de 2012

La isla

"Existe una isla, en algún lugar, que viene y va. A veces desaparece y en otras, permanece durante un tiempo frente a tí. En esas ocasiones sientes la necesidad de cruzar el mar y volver a ella, a los recuerdos, a la forma de vida, a tus orígenes. En otras, prefieres quedarte dónde y cómo estás. Y observas como la isla se aleja hasta que no la ves y no sabes cuando volverá. Pero siempre regresa, esa es su única certeza. A ciertas edades, la necesidad de estar en ella, se hace más fuerte y son más numerosas sus presencias que no sus ausencias. Todo y esto, has de tener mucho valor para volver a pisarla, ya que nada es como cuando la abandonaste la primera vez. A veces, me recuerda al primer amor, a su aroma. Pero eso, es otra historia, Caro".


(Un simple recuerdo. Espero que os guste. La canción que la ha recordado ha sido "La isla bonita" de Madonna. Aquí os dejo el enlace)



jueves, 12 de julio de 2012

Carta de amor


No sé si volver a hablar de mí o de tí.Incluso de nosotros. Te escribo esta carta porqué sé que es la única manera que no haya malinterpretaciones, que no existan palabras incorrectas. Es la única manera de hacerme entender, de sentirme escuchado. Tal vez lo que tenga que explicar no sea importante para tí – ni siquiera sé si lo es para mí -. Lo que es seguro es que lo es para los dos. Sabes que te quiero que siempre te he querido pero ha llegado el momento de huir, de alejarme del dolor que me causa estar a tu lado. Mi dolor no es negativo, no es el dolor que se vive en un hospital, ni siquiera es el dolor del desencanto. Es el dolor de no poder quererte más, sin hacerte daño. Es quererte demasiado, tanto, que no quiero hacerte daño. Ni hacernos daño. A mi, me da igual todo, ya sabes que siempre ha sido mi frase favorita. Me voy, huyo de aquí. Ahora que sé que jamás podré cumplir los sueños que siempre quise realizar. Ahora que sé que no tengo nada, ya que todo lo dejo aquí, contigo. Huyo hacia no se sabe dónde, tal vez Barcelona, tal vez un pueblo perdido en medio de la montaña, tal vez un cementerio, ya sabes que siempre me gustaron y me ayudaron a sentirme mejor conmigo mismo e incluso más relajado. Lo siento de verdad. Es la última vez que me lo vas a oir (en este caso leer). Lo siento de verdad. Puede quedar muy cobarde. No te voy a desmentir en esto. Puede parecer que me haya derrotado antes de tiempo. No te lo voy a negar. Que debería seguir a tu lado pero entonces estaríamos viviendo una fantasía. Tu ya no me admiras como antes, sólo de vez en cuando. Ya no sonríes con aquellas bromas que antes te hacían reir. No hablas conmigo de aquello que te preocupa, parece que esperes que siempre tenga que adivinarlo y la magia, el arte de la adivinación, nunca han sido mi fuerte. Siempre he necesitado estudiar, observar, reflexionar para actuar. Nunca he sido intuitivo, nunca he podido ser rápido. Siempre he sido demasiado literal. He soñado mucho, he deseado bastante pero en la vida, en aquello en que somos algo, he sido demasiado literal y poco soñador. Lo siento de verdad. Me hubiera gustado ser un buen príncipe azul, alguien que no se convirtiera en rana de repente y que no necesitara preguntarte tres veces la misma cosa. Que deseara un beso tuyo cada mañana. Lo siento de nuevo. Sé que no es el momento pero creo que es lo mejor para los dos. Podrás salir adelante, siempre lo has hecho. Yo, soy otro cantar. Ya veremos que sucede. Nada bueno, seguro. Me alejaré de lo terrenal y viviré entre fantasías que jamás se harán realidad. Y así moriré, porqué sin tí, sin tu presencia a mi lado, sólo puedo desear una cosa. Y es esa. No hay ninguna más. La muerte. La última morada. Es la única acogida que me resta, cuando desaparezca de tu lado y hayas empezado a leer las primeras líneas de esta carta. Recuerda que siempre te he querido. Incluso ahora.

(Un ejercicio más. En este caso al amor incomprendido, aquel que no se entiende y desaparece poco a poco, como los granos descienden en un reloj de arena)

domingo, 24 de junio de 2012

El beso.

El beso aún ardía en mi interior cuando nos despedimos en aquella esquina. El último de aquella noche. El primer recuerdo de mañana. Nuestras manos se separaron con la suavidad de un pañuelo de seda que desciende al suelo. Nuestras miradas se difuminaron en una única que decía "Te quiero". Pero teníamos que marchar. Yo llegaba tarde. A él, le restaba toda la noche. Al mostrarle mi espalda, me imaginé una lágrima en su rostro que sabía que no iba a producirse. Estábamos acostumbrados a estas despedidas convenidas.  Miré atrás y vi su sombra desaparecer en la oscuridad de la noche. Delante de mí, la puerta enrejada del patio del centro de menores donde vivía desde hacía un año. La luz que me acogía. Deseaba desaparecer en la noche pero algo me decía que no lo hiciera. Con el sabor de aquel beso piqué al timbre para que el educador me abriera la puerta. Mientras contaba los segundos que tardaría, miraba las rejas de las ventanas, las paredes negras que las envolvían y la única luz que había en mis quince años de vida. Y entonces lloré.

 (Texto que surge de un beso y de la canción de Linkin Park "Valentine's Day". Os dejo el enlace)


San Juan

Arde la hoguera sobre los leños quemados. En mi rostro se reflejan luces y sombras de un año finalizado. Parejas y grupos de jóvenes se divierten en la arena. Baco los envuelve con su lujuria y ellos le sonríen sin razón aparente. El crepitar de la madera se confunde con la explosión de los petardos lejanos. La ciudad intenta dormir en la noche más corta del año. Luces que se apagan al explotar en el cielo, dibujan pequeñas palmeras de colores que desaparecen transportadas por la brisa marina. Miro a la hoguera que arde poco a poco, sin prisa. Recuerdo este momento en mi juventud y niñez, cuando lanzaba los apuntes del bachillerato, los libros que jamás querría recuperar, los muebles viejos y los juguetes que me daban miedo. La mirada de mi abuelo, su sonrisa al lanzarlos. Haciendo desaparecer lo antaño y los deseos que ya no fueron. Buscando una renovación en todos ellos. Como ahora. Entre las llamas, ella duerme sin saber que está ardiendo. Sin conocer que  ambos lo necesitábamos. Que como decía mi abuelo: "...debes arrojar en la hoguera aquello que ya no sirve, aquello que no te ofrece nada. Aquello que deseas perder y que te permita crecer". Y eso es lo que he hecho: renovarnos.

(Texto que surge de una noche mágica. Espero que os guste).

miércoles, 20 de junio de 2012

Susurros

Sueño con escribir una única frase que llegue a tu corazón. Una unión de palabras tan perfectas como los besos que me robabas al anochecer. Sueño con la frase que abra tu corazón y me permita entrar en él, con la suavidad del bisturí. ¿Podré encontrarla alguna vez, cómo una vez te hallé a tí? Sueño con esos significados que me permitan volver a conocer lo más íntimo de tí. Sueño contigo a todas horas y la única frase que surge de mí es tu nombre acompañado de un "Te quiero". ¿Será suficiente? No lo sé. Mientras dudo, seguiré soñando con ella, con poder encontrarla y así, alguna noche, acercarme a tu nicho y susurrártelo una vez más.

(Texto que surge del Spotify y su variedad. Un ejercicio más sobre la pérdida. Espero que os diga algo).

Egoismo

Si fuera espejo, no te reflejaría. Si fuera reflejo, no existirías. Si fuera vida, sería tu muerte. Si fuera muerte, no serías nada. Si dijeras A, te escucharía Z. Si fuera consonante, serías vocal. No existe nada que podamos hacer juntos. No es culpa tuya, no tienes de que preocuparte. La única culpable soy yo. 

(Ejercicio que surge de una reflexión, de una idea y, también, porqué no, del cansancio. Espero que os guste)

martes, 5 de junio de 2012

Despedidas

El otro día, al despedirme de tí, me encontré pensando en ella y qué será de su vida. Ella no es más que mi primer amor, aquel que se pierde entre los tic-tacs del tiempo. El que marcha de forma lenta. Trágica. El que desaparece sin saber cómo llegó a aparecer alguna vez. Lo siento, no debería decírtelo. Sé que debería callar, que no debería hacer lo que estoy haciendo. Y más sabiendo lo que pasó antes de la despedida. Sé que acabo de enterrarme en vida, que no tengo perdón y que he metido la pata hasta el fondo. Sólo puedo decirte que lo siento y también decirte que no sé si volverá a pasar. De hecho, creo que ahora está sucediendo. No la he vuelto a ver, no desde la última vez que nos vimos a escondidas de tí. Fue antes de que todo ocurriera, no mucho. Me maldecí durante un tiempo y me culpabilicé de lo sucedido. Pero todo fue casualidad. Casualidad que coincidiéramos en un curso sobre "Comunicación sin palabras", casualidad que quedáramos para tomar unas copas después de él y casualidad que estuvieras en la calzada de enfrente y nos vieras besándonos antes de entrar en el hotel. Sólo casualidad, nada más. No entraste. No dijiste nada. Sólo esperaste a que regresara al día siguiente. Entonces me lo dijiste todo, como intento hacer yo ahora. Lo siento. Lo siento de verdad. Sé que no hay vuelta atrás que para ti las casualidades no existen. Tal vez tengas razón. Es posible que la vida sea así, un destino prefijado en cuyo lugar no cabe la casualidad. Puede ser y por eso me despediste el otro día, aquel día que me encontré pensando en ella. El día que ya habías elegido nuestro destino. El día que me dijiste adiós.

(Este texto surge de la canción de Beyoncé "Halo". Os dejo el enlace)

  

jueves, 24 de mayo de 2012

El huésped

Los diferentes fragmentos y sombras que componen  la oscuridad  me abrazan. La melancolía me vence y me regocijo en ella para desaparecer un tiempo indeterminado. Lágrimas oscuras recorren mi rostro. Me tumbo en el suelo frío de piedra y musgo, de hiedra y mármol, soñando con despertar algún día. Mis alas se cierran. Un grito de dolor recorre el cementerio. Sólo espero a que la eternidad me requiera. 

(Este texto surge de una mala tarde y es un pequeño homenaje creativo al disco de Paradise Lost "Host"(Huésped). Espero que os guste).




miércoles, 23 de mayo de 2012

Un nuevo día

Despierto en una cama que me extraña y no reconoce el peso de mi cuerpo. No logro situar cómo he llegado hasta aquí. Noto cansancio en mi espalda y el vacio de una silueta arrugada a mi lado. ¿Quién será? Mi piel huele a noche. La cabeza me baila mientras escucho el sonido de una ducha encendida. ¿Estará allí? Fuera es madrugada y la luz del nuevo día juega al escondite con las estrellas. ¿Qué ha pasado esta noche? Más allá de la desconocida cama, sólo veo ropa amontonada en una silla. Recogida y resituada en un intento de poner orden a una anónima locura. Al descubrir mis calzoncillos en ella, soy consciente de mi desnudez. Sigo sin recordar qué pasó. Decido que sólo existe una forma de averiguarlo: levantarme y dirigirme al baño. Me incorporo y mis pies perciben la frialdad del suelo. Un escalofrio recorre mi cuerpo.En un sillón me espera un albornoz blanco de hotel. Me lo pongo,junto con unas pantunflas que habían en la cama y me dirijo hacia el sonido que reproduce el teléfono de la ducha. Me rodea una gran cristalera que me refleja sobre los edificios más altos de la ciudad dormida. Abro la puerta del baño y me encuentro con la cortina de la bañera corrida y ninguna sombra en ella. Otro escalofrio recorre mi cuerpo y empiezo a recordar parte del sexo compartido esa noche.Pero me sigo preguntando cómo era ella. Me acerco a la cortina, sin fijarme en la nota escrita en el espejo del baño. En rojo de labios, las palabras que no leo,me anuncian lo que observo al retirar la cortina. Mi grito ahoga el sonido de la ducha y la luz del amanecer surge definitivamente de su escondite.

(Este texto surge de la canción de Minimal 21 "El dia que Dante va baixar a l'infern i es va trobar amb la Divina comedia". Os dejo enlace.)


sábado, 12 de mayo de 2012

Almas perdidas

Camino perdido entre palabras ausentes y otras que se concentran en mi mente. Deambulo por calles desconocidas que en mi pasado eran reconocibles de noches en qué formaba parte de ellas. Pienso en cómo he llegado aquí y sólo recuerdo el cansancio de mis pies y el peso de mi alma. Me siento extraño en un lugar conocido. Un animal solitario en la manada. Observo el cielo estrellado y revivo imágenes de sueños perdidos, olvidados por el paso del tiempo. Recupero el sabor de un beso anónimo, la caricia de una madre muerta, la palabra de un hijo al verte llegar a casa...
     Entre cartones sólo se puede vivir de lo que no eres. Entre cartones sólo puedes esperar a qué algo ocurra. Entre cartones cierras los ojos y no sabes si al día siguiente los abrirás. Entre cartones tienes prohibido llorar por tu pasado. Entre cartones pocas veces sonríes y si lo haces es que sabes que has dejado este mundo, que has abandonado, que has caído derrotado. Entre cartones duermo sin esperar un mañana, sin soñar con un abrazo, pretendiendo recuperar el cansancio de los días pasados, de los días olvidados, de los días que no existieron. De los días que fui alguien para alguien. De esos días que desaparecen como lágrimas en la lluvia y se convierten en instantes de vida. De esos días que ya no puedes tener cuando vives entre cartones y deambulas por la vida como una alma en pena.
     Cierro los ojos y sueño con la vida que no fue. Con la familia que no tuve. Con el trabajo que jamás perdí y sonrío sabiendo que esa vida no fue mía. O al menos es lo que creo.

(Este texto surge de la canción de Soul Asylum "Runaway Train". Os dejo el enlace)


martes, 8 de mayo de 2012

Homenaje a la tristeza


Lágrimas heridas entre la lluvia. Historias diluidas en la tormenta. Amores perdidos en las sombras del rayo. Silencio roto tras el golpear del agua sobre la tierra. Segundos vividos, perdidos, enterrados por el devenir del temporal. Y, al final, el Sol, la esperanza, el regreso al orden, el nuevo día que plantea nuevas lágrimas en la futura lluvia.

(Texto que surge de una imagen,de un recuerdo. Os dejo pensar la imagen y desear que os guste).

jueves, 19 de abril de 2012

Reflejos

El espejo me obseva cada mañana y  me habla de ella, sin decirme nada. Me habla de sus arrugas, de su pelo canoso y de sus manos que tiemblan al cepillarse el cabello. Me chismorrea parte de su pasado y reímos juntas recordando esas historias. A veces, me comenta cómo le queda tal vestido con aquel complemento. En muchas le hace cambiarse de vestuario. Su silencio me acompaña y su sonrisa me satisface. De hecho, me asustaría mucho que algún día  llegara a hablar o pudiera escuchar su risa. Permite que vea más allá de mi espalda y que pueda reconocer qué bien me queda un zapato. La ha visto sonreír y llorar. Amar y lamentarse por la pérdida del ser querido. La ha visto ser madre y enviudar. Y todo esto me lo dice el espejo cada mañana. Pero un día, sin previo aviso, ella desapareció, dejando a un espejo viejo y vacío sin su reflejo.

(Es un ejercicio más. Un intento de mirar más allá del espejo, de las cosas. Espero que os guste).

jueves, 12 de abril de 2012

Mar

A través de la ventana, escucho el grito del mar sobre la arena. Enajenado, embravecido salta sobre las rocas, rodeándolas de sal. Fragmenta el cielo en pequeñas gotas de agua, como si quisiera dejar de ser mar. Siento el frío que hay en el exterior y observo el viento que lo mece todo. Una lágrima muere a mis pies. Observo la mar desde mi ventana. Veo un segundo reflejo en ella: una soga baila sola en el techo de mi habitación, esperando a que alguien le acompañe. Imagino al pequeño taburete sueco en el suelo que, en ocasiones, me ha servido de escalera, mirándola expectante. Vuelvo a oír el grito del mar herido y el segundo reflejo desaparece de mi vista. 
   Entonces la veo, bailando sobre las olas.Creo que es una visión que me provocan las pastillas que he tomado. No puede estar ahí. no puede ser ella. No me ha perdonado. Pero la veo, como si fuera una sirena, bailando con las olas de un mar enloquecido, enamorado.
   Abro la ventana y el viento, mezclado con la sal, golpean mi rostro y queman mis heridas. Los gritos del mar suenan a muerte. Salto por la ventana e intento llegar a la arena. El viento me impide alzar la cabeza y moverme con facilidad. Pero allí esta ella. Su pelo se revuelve con el viento. Apoyo mi mano sobre su hombro mientras le digo: "Mar, perdóname". Ella se gira y me sonríe. Me da la mano y la acompaño hacia el interior del alocado mar. Doy un paso
                y
                el
                tabu
                  rete
                    sueco
                         cede.

(Este relato nace de la noche, del estado de ánimo y de la canción "Forgiven" de Within Temptation. Os dejo enlace)


viernes, 30 de marzo de 2012

"Parcas reflexiones"

"En ocasiones me gustaría dejar de matar, pero no puedo. Va con mi manera de ser. Soy así" se dice pensativa. 
"Me encanta esperar agazapada en los hospitales, en las unidades de curas intensivas, dónde todo se balancea entre la vida y yo misma". 
"Observar sus caras cuando me ven, sin que los demás los sepan. Sentir su respiración y su sonrisa. Acercarme a su sensación de bienestar, justo antes de que les toque con el hueso de mi dedo corazón".
"Ver con ellos su futuro, acogerlos definitivamente en mi seno y protegerlos con mi capa oscura. Ver como sus ojos se cierran o son cerrados. Como las pestañas acaban con mi reflejo y reposan unidas para siempre".
"Ser la muerte es una gran responsabilidad. Es salvar al mundo, aunque mucha gente no pueda entenderlo. Salvo África cada segundo de mi paso por allí. En el resto del mundo mi función es distinta, muchos me acogen sin yo estar advertida; otros simplemente se dejan seducir. El resto se encontraban en mi lista diaria".
"Es duro ser la muerte pero es lo que soy y sé que no podré cambiar. Cuando se lleva tanto tiempo comportándote igual, es difícil hacerlo. Incluso para mí" finaliza resignada.

(Este texto surge de la canción de James "Sometimes". Os dejo el enlace).


jueves, 8 de marzo de 2012

Breve II

Y al abrir los ojos, estabas allí, esperándome, como siempre lo había soñado.


(Pensando en ella)

viernes, 2 de marzo de 2012

Recuerdos

Recuerdo el día que te perdí para siempre. Recuerdo aquellos segundos que pasaron entre mi pregunta y tu respuesta. Recuerdo el silencio que se produjo después. Recuerdo tu mirada hacia mis ojos llorosos. Recuerdo mi impotencia. Recuerdo mi deseo de detener el tiempo, como antes habíamos hecho los dos. Recuerdo tus palabras, tu voz, tu escote y el vestido azul que llevabas aquella tarde. ¡Estabas preciosa! Recuerdo el último abrazo que me diste, incómodo pero necesario para sentirme acogido por ti. Recuerdo la eterna dulzura de tus brazos, el olor de tu piel, tu perfume de aquella tarde y de tantas otras. Recuerdo el último café que tomamos juntos como pareja. Recuerdo su aroma y su calor. Recuerdo la tarde fría de invierno en que todo esto sucedió. Recuerdo tu adiós, antes de no dejarme pagar aquella última cuenta, que tengo colgada en la pared de mi habitación y que veo todos los días, al despertar y al acostarme. Recuerdo la lejanía del último beso dado, del congelado y roto pico con el que nos dijimos adiós definitivamente. Recuerdo las lágrimas de aquel momento y también recuerdo la doblez del papel escrito que me diste. Recuerdo el susurro de tus palabras al dármelo: "No la leas hasta que estés en casa, por favor". Recuerdo que te hice caso, como tantas otras veces y que cuando llegué a casa, fue cuando abrí tu pequeña nota. Recuerdo que al leerla, volví a llorar, como si acabara de nacer y la luz y el aire que envolvía mi habitación me molestara. Recuerdo que me ahogaba con cada palabra, que me faltaba el aire, que el pecho me oprimía con cada frase que mis ojos leían. Recuerdo que algunas de esas frases se desdibujaron por mis lágrimas, manchando de tinta azul, los espacios en blanco entre las líneas escritas. Recuerdo que no era yo y que era mi corazón quién usurpaba mi cuerpo y mis reacciones, enajenado por haberte dejado marchar, sin ningún tipo de lucha, sin presentar batalla. Recuerdo que aquella tarde te quise. Recuerdo que aquella tarde tú también me querías y por eso me dijiste que no. Lo recuerdo todo de aquella tarde, de aquel instante inolvidable y terrible que fue el final de nuestra relación.

    "Te quiero y por eso no quiero hacerte más daño. Sé que ahora no lo entenderás. Sé que estas palabras te atormentarán pero créeme son necesarias y algún día las comprenderás. No podemos seguir juntos, por muy bonita que sea nuestra relación, por mucho amor que exista entre nosotros. En ese amor, en un futuro habría mucho odio y antes de que éste llegue, lo mejor es romper con él. Otros vendrán y llamarán a tu puerta y a la mía. Sé que ninguno será tan bonito como lo que hemos vivido pero valdrá la pena recordarlo. La vida da mucha vueltas y quién sabe si lo que hemos vivido, lo volveremos a tener en el futuro. Por favor, recuérdame y no te olvides de mí. Te quiero."

(Este texto surge de la canción de Rhiana "We found love". Os dejo el enlace)


sábado, 25 de febrero de 2012

Te regalo los sueños.

Gritos que saltan entre cabezas enojadas y envueltas en pañuelos palestinos. Pancartas que se mueven entre piernas joviales y antiguas, donde anidan sueños escritos en pintura sobre tela blanca o cartón. Cuerpos que se alzan sobre el asfalto frío, derechos y sin titubeos que espanten sus objetivos marcados. Sombras esparcidas, mezcladas, sin dueños aparentes, creando una única gran sombra llena de cabezas y extremidades que recordarían, si alguien se fijara en estas cosas, a las sombras de Yugooth del gran Lovecraft. 
      Y delante de ellos el Terror en mayúsculas, el nudo que conforman el ejército represor, aquel que debería protegerlos pero sólo reciben ordenes que acatan con una frialdad propia de los pasos congelados del polo norte a principios del siglo veinte.
    Los gritos se envuelven en niebla de humos que surgen de los botes que florecen sobre el asfalto, mezclando sus sonidos y sus ilusiones, haciéndolos desaparecer. Las pancartas descienden desorientadas, quebradas por los golpes recibidos, por las piernas que chocan entre sí, convirtiendo los sueños en pesadillas, las ideas en palabras rotas y sin sentido. Los cuerpos se esparcen sobre el asfalto, derrotados, tumbados, protegiéndose de golpes que imaginan con sus manos. Golpes que se oyen lejanos, cercanos que se mezclan con los aullidos de los dañados, de los primeros mártires, de los héroes inconscientes de la causa. Y la sombra agigantada, aquella que llevaba en volandas a los sueños escritos e imaginados, se deshace en miles de fragmentos individualizados, que dejan rastro de una batalla perdida. Astillas, telas rasgadas, letras rotas, sangre y libros abiertos huellas que recuerdan a Pulgarcito y que, al llegar el alba, permite recuperar lo que hacía unas horas había ocurrido en aquel lugar.

(Este texto surge de una mezcla entre la indignación y la canción de Carlos Baute "Te regalo". Aquí dejo enlace)


martes, 21 de febrero de 2012

lunes, 13 de febrero de 2012

"Te necesito ahora"

Te necesito ahora. Necesito tenerte. Necesito tu calor, la sensación de viajar a otros lugares, de descubrir nuevas sensaciones. Y eso sólo ocurre cuando estamos juntos. Por eso espero tu llegada. Recuerdo cuando nos conocimos, en aquella lejana fiesta universitaria. Aquel día me sentía perdido, rodeado de conocidos que desconocía. Y allí te ví, sobre la mesa, encondida entre gente que se encontraba fascinada por tí. Diría que embelesada. Y esa fascinación me acercó a tí y así fue nuestro primer encuentro. Algo fantástico que hemos repetido en posteriores encuentros, obteniendo sensaciones distintas. Lo único cierto es que nunca han habido malos rollos contigo. Idas y venidas, caidas y euforías definen nuestra relación y, momentos como el de hoy, en que la necesidad de tenerte es superior a lo que me señala la razón, son las únicas desavenencias que hemos tenido hasta ahora. Llaman a la puerta. Sé que eres tú. Siempre llamas igual. Dos suaves toques en la madera y un timbrazo. En la mesa del comedor, todo está preparado para vivir un momento especial a tu lado. Abro la puerta y te llevo al comedor. Allí nos espera una jeringuilla por estrenar, un mechero, una cucharilla de café y una goma elástica. Te preparo a conciencia y cuando calentándote, consigo deshacer todos tus blancos grumos en líquido transparente, entras de nuevo en mí, convirtiéndonos en uno, siendo de nuevo uno, recordándome porqué te necesitaba tanto.

(Este texto surge de la canción de Lady Antebellum "I need You Now". Os dejo el enlace)


lunes, 6 de febrero de 2012

Entre la muerte y la vida

Hoy he visto llorar a la muerte y no me ha gustado. Yacía sobre una roca, cabizbaja, con su fiel guadaña a la espalda. Me he acercado a ella en un intento de consolar su tristeza. Me ha mirado con sus huecos ojos, de los cuales brotaban lágrimas cuyo sollozo se amplificaba por el eco de su garganta vacía. Le he preguntado que le ocurría y me ha dicho que estaba cansada de si misma y que deseaba desaparecer durante un tiempo, que quería dejar de ser la muerte. Asustado y contrariado me he alejado de ella. Aún sigo escuchando su llanto en la letanía. Y, desde ella, me he preguntado: "¿Lloraría la vida, si alguna vez quisiera dejar de serlo?".
El silencio ha sido mi mejor respuesta.

     (Este texto surge tras la visión de un gato muerto en la calzada).

sábado, 4 de febrero de 2012

La Lluvia

Llueve y se me van cerrando las heridas de tu adiós. Miro a través de la ventana y veo la vida pasar. Mi corazón ha estado bombeándola mecánicamente todo este tiempo. Ahora llueve y se cierran las últimas cicatrices que dejaste abiertas. Aquellas que son tan pequeñas como la primera célula que da paso a la vida. Abro la ventana y escucho llorar a la lluvia. Su sonido me recuerda a tus labios. Cierro los ojos y me dejo llevar por ella. Vienes a mí para abrazarme y siento tu abrazo en mí. Es frío. Veo tus labios despidiéndose de los míos, después del último beso que nos dimos y siento esa humedad que antes tanto me reconfortaba. Veo tus ojos negros marcharse, interrogándose por si la elección tomada es la correcta, por si comprenderé tu decisión. Abro los míos y sonrío, esperando a que la llamada a la policia tenga sus consecuencias. Tu cadaver yace en el suelo del jardín. La lluvía desciende sobre tu cuerpo y tu sangre surge de él desdibujándose en pequeñas rías rojizas. Casi sin vida. 

     (Este texto surge de la canción de Bruno Mars "It will Rain". Os dejo el enlace).


sábado, 28 de enero de 2012

Lluvia de ideas

Miro al cielo e intuyo que en poco tiempo llovera. Me imagino las primeras y minúsculas gotas de lluvia descender de la nube gris que me observa desde el cielo, clavándose sobre mí. Y después, la tormenta, el momento de la huida, de salir corriendo para no acabar empapado. Esas gotas ya no son minúsculas, son gotas de verdad, no de aviso. Las primeras gotas, las que empiezan a sapilcarme ahora, te avisan de lo que ocurrirá después. Son señales que te anticipan lo que vendrá. Dejo que se claven, poco a poco, a su ritmo, sobre mi cuerpo. Mis ojos no logran ver el cielo, ni siquiera la nube gris que descarga las minúsculas gotas. Sólo pueden divisar la lluvía que cae, la que se clava en cada rincón de mi cuerpo como alfileres que lanza el cielo sobre la tierra. Cierro los ojos y me imagino en el interior de una habitación observando la playa. Me veo buscando la inspiración para continuar una línea de narración perdida en un texto algo inconexo. Miro a la pantalla del ordenador y las palabras se disuelven en ella, dispersándose en sílabas que se descuelgan hasta la mesa. Y las toco con mis dedos, en un frustrado intento por devolverlas a su lugar, y se deshacen entre mis yemas, como las gotas de lluvia al tocar mi cuerpo. Vuelvo a abrir los ojos y observo de nuevo al cielo. Las gotas se han convertido en letras que golpean mi alma. Letras que me mojan, cuyos sonidos me salpican al chocar sobre mi piel. Palabras que gritan antes de desaparecer, como las que crujen cuando arrugo el papel escrito. Como las que se silencian con el cursor del ordenador y que devuelven la página en blanco. Y mi cabeza se llena de palabras que susurran ideas, frases y textos pero ninguno de ellos es lo suficiente claro como para permanecer en mí. Y una idea me envuelve, un deseo impensable: convertirme en papel para impregnarme de esos textos, de esas palabras y de sus sonidos. Para que no se deshagan, sino que cada una de esas sílabas cobren sentido en mí, como un tatuaje sobre la piel. Una simple hoja en blanco, ese es mi deseo. ¿Lo conseguiré algún día?

  (Este texto surge de la canción "Bipolar" de POl 3.14. Os dejo la canción. Espero que os guste).

 

jueves, 26 de enero de 2012

Alguién como tú

Aquella tarde fría, entré en un sueño del cual no quería desprenderme. Pero unas horas más tardes, me despedí de él. Me acompaña tu recuerdo por la ciudad dormida, intento que no desaparezcas de mi mente, que permanezcas en él, como el sueño que pretendes recordar, una vez despiertas, aquel que te ha dejado un buen sabor de boca sin saber porqué, el que te ha ofrecido una idea nueva, el que ha mojado tu cama sin saber cómo. Pero sólo escucho fragmentos del momento vivido. Pequeñas frases que construían nuestro encuentro. La imagen del "Capuchino" en tu lado de la mesa, con su nieve de leche mirándote es uno de esos recuerdos que no se despegan de mí. Sonrío ante el vuelo de una paloma que se cruza en mi regreso a la oscuridad de mi habitación fría. Un gato callejero ronronea a mi lado. Lo miro y me pierdo en su melancólica mirada. Te recuerdo de nuevo, sorbiendo tu "Capuchino" y un pensamiento me deshace y me envuelve: "¿Por qué no he sido capaz de transformarme en esa bebida, para poder acariciar tus labios, en vez de admirártelos?". La respuesta es tan obvia que no me contesto.  Llueve en la ciudad que despierta. Desde la ventana de mi fría habitación, veo deshacerse el cielo a través de las huellas que deja la lluvia en su cristal. Necesito volver a verte. Necesito ver de nuevo tus labios y escuchar tus palabras pero no tengo más oportunidades que la ya vivida. Fueron siete minutos, Sólo siete. Después tenías que haberme escogido y no lo hiciste. Sólo la casualidad nos puede devolver al punto de partida. Pero ambos, desde la distancia, sabemos que eso no se va a producir jamás. La ciudad se emborrona desde la ventana, como el recuerdo de nuestra cita en aquella tarde fría.

   (Este texto surge de la canción de Adele "Someone Like You". Os dejo el enlace)


sábado, 14 de enero de 2012

Perdón

Pido perdón desde este lecho póstumo. Pido lo que mi corazón necesita  expresar en los segundos que me restan del presente. Por eso intento escribir estás últimas palabras. Palabras que sólo tendrán significado para aquellos que sepan dárselo a esta extraña y definitiva petición. Paloma lo siento, fuistes mi amor primero, aquel que no se olvida pero se acaba perdiendo. Paloma te perdí por decisión propia. Por ser un cobarde que no sabía valorar aquello que poseía. Perdón.

  En segundo lugar se encuentra la mujer más enigmática que he llegado a conocer: Esther. Estas palabras pretenden envolver los recuerdos y sonrisas compartidas en el pasado, convirtiéndolos en eternidad. Entre la vida y la muerte, te encuentro de nuevo en mi corazón y necesito decirte aquello que, en su nomento, no fuí capaz de enseñarte. Explicarte ahora, porqué con unas simples palabras, te muestro lo que tanto tiempo permaneció escondido en mi interior, puede resultar insuficiente para tí e incluso para alguien  a punto de extinguirse. Esther lo siento una vez más, nuestro amor fue un maravilloso enigma que jamás supimos como empezó. Embriagado de tí, aún  en este mísero presente que me resta por vivir, te recuerdo como mi alma gemela, la que juega con los sentimientos, al igual que hice yo contigo guardándolos sin poder expresarlos, hasta que fue demasiado tarde y desapareciste de mi lado, sin saber cuál era el secreto que protegía mi coraza externa. El que no podía descubrirte sin que mi muro se derrumbara en pedazos y que esperaba que algún día encontraras. Esther, amor es lo que siento por tí desde que te conocí, amor del verdadero, del que es eterno. Eso es lo que quiero expresarte con este último y póstumo escrito.

  Romper contigo me resultó duro, Rosa. Recomponerme, después de saber que te habías suicidado, fue algo horrible y todo un reto. Rompiste un molde que tenía afiancado en mí, como las mayorías de mis rarezas. Reconozco que me robaste el corazón en una manifestación de las que  se saben perdidas antes de comenzarlas pero que quedan grabadas en los corazones de los manifestantes como una palabra mal redactada. Recuerdo el aroma de tu piel, el sabor de tus besos y la suavidad de tu abrazos, en aquellos momentos en qué sólo tu lograbas sacar de mí la fantasía  que se escondía en nuestro amor real.  Redacto tu recuerdo y sé que no te voy a encontrar en él, ya que decidiste abandonar este lugar y acoger la muerte como tu último refugio. Resulta que ahora que la Parca me acoge en su seno, eres la que vuelves a estar más cerca de mi realidad. Rosa conseguiste que conviviera contigo diariamente durante un tiempo que fue tan precioso que tras tu inesperada muerte, su recuerdo se convirtió en las espinas de un rosal que se clavaban y se clavan con cada momento que proviene de tí, incluido en este último responso.

   ¿Dónde aprendí a olvidarte, Dolores? ¿Dónde? De ese momento, único e irrepetible, que fue nuestra despedida, siento un gran vacío y una enorme desazón que llena cada poro de mi cuerpo, cada espacio que conforma mi alma desnuda. Descubrirte entre los libros de la vieja biblioteca donde buscábamos al mismo autor de novelas revolucionarias, fue un regalo de los dioses. Describir tu mirada, de ojos tristes que observaban al presente como si conocieran el pasado de cada segundo vivido, es algo imposible de describir por la magia que transmite tu mirada en directo. De aquella biblioteca en busca del misterioso autor, nos fuimos a la habitación de un hotel en aquella ciudad desconocida, descubriéndose como un gran escenario para completar por primera vez (y no la única) nuestros cuerpos desnudos. De aquel momento surgió nuestra breve e intensa historia de encuentros y desencuentros. Desataste aromas y palabras que conformaron el recuerdo mágico de una breve e intensa historia de amor emparentada con el despertar de los sueños y las pesadillas despedidas. De verdad te creía cuando me decías te quiero, después de hacer el amor en un lugar y ciudad diferente. Del mismo modo que creía en tus lágrimas cuando nos ausentábamos el uno del otro en  nuestras despedidas. Dormiré ahora para siempre y quería recordarte en esta misiva, como el amor de ida y vuelta que jamás creía que iba a tener, aquel que se escribe y reescribe como cuando empiezas a narrar una simple historia sobre un vacio documento. Dolores, lo siento por no saber entender aquello que me ofrecías en nuestra historia de amor compartida y diseñada bajo el auspicio del casual destino. ¿Dónde aprendí a olvidarte, Dolores? ¿Dónde?

    Olga fuiste la gran sorpresa final, el espejismo que se le ofrece al viajero del desierto, al divisar un oasis. Ocupaste mi corazón en el momento en que todo estaba envuelto en un terrible y horrible olvido. Obtruiste todo lo malo que albergaba y lo convertiste en la oblea que los médicos recetan para curar cualquier enfermedad ocasional. Ojalá te hubiera conocido antes, te confesé una vez en la plaza del Obispado.Ojalá, hubiéramos estado para siempre juntos, como el oleaje en los océanos. Omití el pasado contigo y me hiciste protagonista de un nuevo presente, ilusorio cuando se extinguió pero real mientras compartíamos los sueños que nos unían, aquellos que eran solo de nuestra propiedad y que eran difíciles de olvidar. Opté por tí, por la nueva oportunidad que me ofrecías,  por tu luz, en un mundo, el mío, lleno de obscuridad. Organizaste mi vida en el momento que más necesitaba que alguien me guiará hacia mi origen. Oxígeno necesario fue tu aliento y entrega pero mis formas para siempre te oxidaron. Oteo, en una visualización rápida de nuestra vida en común, todo lo que pasamos juntos, todo lo que nos ocurrió y sólo puedo ponerte en estas palabras que se perderan como tantas otras en el equilibrio idílico que mantienen el tiempo y el olvido. Orgulloso de haber compartido contigo un amor tan ostentoso y grandilocuente como los decorados y las voces que se observan y se escuchan en la ópera.

  Nada es comparado con el dolor que sentí, cuando me enteré que era padre de una niña. Nadia era su nombre. Nombre cuya existencia me llegó a través de una carta, en cuyo interior había un pequeño escrito con la fotografía de una nujer y dos niños. Nunca pensé que en alguna ocasión iba a ser padre de alguién y menos, que al final de mis días, me iba a enterar de que además tenía dos nietos. Ni quería creermelo, ni podía tener la certeza de que todo aquello fuera realmente como en la carta se nombraba. Nadia, una de mis últimas y efímeras amantes, me escribía, pocos días despues de nuestro  único encuentro, para descubrirme que era mi  ausente e inesperada hija, la que no esperaba que hubiera nacido. Nadie puede imaginar la sensación de vacío, junto con la de sorpresa al abrir aquel sobre con la fotografía de los tres y la lectura de aquel texto escrito sobre un papel que en aquel momento me pareció cálido y nuevo. Nunca mis lágrimas fueron tan dulces como aquel día que te leía, mi niña. Nuestro encuentro furtivo no paseó por mi memoria mientras la leía, aunque si estaba presente su recuerdo en diferentes partes de mi cuerpo, abrumados aún por la jovialidad que mostraste y la dulzura de tus manos acariciándome cada rincón de mi cuerpo y devolviéndome a sensaciones completamentes nuevas. No sabía de tu existencia, ni de que tus habilidades como amante fueran tan extraordinarias transportándome a emociones desconocidas, donde antes no había estado con nadie. No pude evitarlo, al acabar tu escrito y ver tu fotografía, rompí la carta y quemé tu imagen, dominado por los nervios que me envolvían, al conocer que había tenido una hija llamada Nadia. No saber nada de tí, me hizo tanto daño como conocer de tu existencia y tu nombre. Nada como observar tu rostro para transportarme a una época en la que viví persiguiendo sueños que se ocultaron en la niebla. Necesito pedirte perdón, Nadia. Necesito que entiendas que no podía volver a llamarte, aunque te mostraras como la hija desconocida y no como una amante nueva. Necesito que  entiendas que no me preocupaba tu existencia, hasta que apareciste en formato de misiva escrita y con la fotografía de mis nietos. Necesitaba saber quien era la madre de Nadia, más que la propia existencia de Nadia. No puedo morir sin saber quién fue tu madre, Nadia. No puede ser que hayas existido sin que supiera nada de tu niñez. No puedo pedirte más que un lo siento ya que no me recordaste, de tus posibles madres, a ninguna...

    "Lágrimas que rompen mis recuerdos, en los últimos suspiros de mi corazón maltrecho. Que sirva esta carta para pedir perdón por todo lo realizado a Paloma, por ser la primera; a Esther, por su magia y entrega;  a Rosa, por ser la que más cerca de mí estará ahora y que en dónde esté, sé que me sigue escuchando y cantando estrofas de lucha; a Dolores, por los encuentros y desencuentros vividos en lugares insospechados a una edad y en un momento increible; a Olga por su candidez y hermosura, aunque yo la estropeara con mis rarezas y, finalmente, a mi amante-hija, Nadia, a quién me hubiera gustado conocer des del principio y no al final de nuestros días, cuando sólo hay tiempo para pedir perdón y realizar un último viaje al interior de uno mismo, desatando el alma y encerrando a la carne."

     Es una idea vieja de novela, que espero algún día realizar. Me acompaña desde hace más de 10 años. Espero que os guste.

martes, 3 de enero de 2012

Despedida.

Lloro, mientras unos cuadrados blancos, duros como huesos, mastican y trituran mi piel de forma mecánica, convirtiéndome en jugo, haciéndome desaparecer,  un año más, como el resto de mis once hermanas, tal y como indica la tradición.

     Este texto surge de la idea de una despedida.