viernes, 29 de enero de 2016

Letras y canciones

A veces las canciones te llegan sin saber porqué. Sin tener ninguna razón. Como la primavera en invierno o la nieve en verano. No sabes porqué pero te llega y llena todo tu ser. Se enraíza en tu alma y ya no puede despegarse de ti. A veces, el amor es así. A veces, la amistad también.

E intentas cerrar los ojos y ves las letras bailar en tu oscuridad como un primer ejercicio de tres dimensiones y escuchas tu corazón latir descompensado a cómo deberían hacerlo en esos momentos en que te estiras en tu lecho y esperas soñar. Soñar recuerdos. Soñar ilusiones Simplemente soñar.

Y lloras sin que surjan las lágrimas pero sabiendo que están ahí. Que quieren arrancar de tu alma y fugarse de tí, llegar a tu piel y mojarla. Llegar a las sábanas y envolverlas de tristeza. Pero sin embargo, siguen ahí, luchando, forzando una salida que no parece que puedan alcanzar.

Y te preguntas qué está pasando, qué ocurre y no sabes que decir. Crees que es la tristeza pero intuyes que no. Crees que es la soledad pero, sonríes sabiendo que tampoco es lo que buscas. Recuerdas muertes y pérdidas buscando respuestas y, al cabo del tiempo, encuentras que lo único que no tienes que hacer es preguntarte porqué, sino dejarte llevar por ella. Acogerla. Abrazarla. Casi amarla.

Y abres los ojos y la oscuridad densa se mueve, se convierte en algo líquido que te recuerda dónde y cómo te encuentras. Y afloran los primeros sollozos y las respiraciones entrecortadas que no acaban de arrancar. Y recuerdas porqué, a veces, las canciones te llegan sin avisar, casi sin querer. Como la vida. Tu vida. Nuestra vida.

(Texto que surge del insomnio de una noche y de esta canción inesperada. "Seguirem somniant" de Sopa de Cabra. Espero que os guste)




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