martes, 10 de septiembre de 2013

Triunfar es llenar vacíos...

La luz artificial de la ciudad tiembla al descubrir los secretos que guarda la noche a los seres que la observa. Ellos dos, asomados en lo alto de un muro de piedra que nadie quiere cruzar, observan la ciudad dormida. Miran el horizonte lejano, los edificios, los diminutos coches e, incluso, los gritos de la vida nocturna. Detrás de ellos, reina el silencio y la sombra escondida de los cipreses.

- Fíjate, los humanos siempre llenando espacios, conquistándolos como si le fuera la vida en ello para luego acabar completamente vacíos, sin nada...

- ¿Por qué lo hacen?- le interrumpe su compañero.

- Notoriedad, ganas de creerse superiores, exceso de comodidades, falta de realidad,... Eso no lo sabremos jamás, ni tú ni yo ni nadie de nuestra especie. Lo único cierto de todo esto es que nosotros nos alimentamos de su corrupción interior, y gracias a ello existimos, estamos aquí observando su obra, saboreando su carne y sus recuerdos.

- Pero, ¿Por qué no evitan acabar aquí, si se creen tan superiores?

-No hay razones, seguramente no las habrán creado. Alguien dijo una vez: "Triunfar es llenar vacíos". Tal vez, esa sea la razón de su quehacer: llenar los vacíos existentes en su entorno para tener la sensación del triunfo. Pero ellos no saben que el recuerdo, la eternidad es el verdadero triunfo y hace tiempo que nos alimentamos de ello. Que llenan nuestro mísero cuerpo.

(Texto que no pudo llegar a un concurso al que tengo mucho cariño. Aquí os lo dejo. Espero que os guste)


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