martes, 19 de febrero de 2013

Trazos


Me acaricia dibujando un rostro que desconozco. Que me es invisible, inexistente. Su caricia es suave, dulce, de tonalidades distintas. Me sonroja, aunque eso me parece imposible en estos momentos en los que limita mi nuevo rostro. Desaparece un instante que me parece eterno. Vuelve para reseguir la sombra de mi mirada. No me lo puedo creer. Me siento despertar. Acaricia mis pestañas, cejas y da profundidad de mar a mis ojos. Le veo. Veo el estudio donde nos encontramos los cuatro. Vuelve a alejarse, a darme la espalda. Presiento que volverá a ser un instante, unos segundos... Y acaricia mis labios, construyéndolos con delicadeza y firmeza. Su seguridad me atrae, me desborda, me siento revivir, como si antes de su presencia, no hubiera existido jamás. Lo besaría si pudiera. Lo amaría en la oscuridad si me deseara tanto como yo a él. Pero sueño, sólo sueño algo que no va a ser posible, algo que no forma parte de mí, ni siquiera de él. Se debe haber dado cuenta de mi tristeza, me repasa la mirada con una dulzura tal que recuerda a la caída del pétalo de una rosa sobre la tierra. Me da color, amor, vida. Me regala sueños cargados de utopías. Promesas que jamás se cumplirán y sólo permanecerán entre las esquinas de este estudio. Susurra en mis oídos. No son palabras de amor, ninguno de los dos podemos hablar, no estamos hecho para eso. Pero yo me las imagino y eso me llena de felicidad.
  De repente, las caricias y los susurros desaparecen y mis nuevos oídos escuchan las viejas palabras de siempre, con la misma voz y, si pudiera criticar, con la misma expresión de años de oficio y de saber creativo.
- ¡Aquí tienes tu retrato! No puedes negar que he conseguido captar tu mirada, tu esencia.

Al apartarse, me ví acercándome sorprendido por la belleza de lo que estaba viendo.

(Texto que surge de un reto y de la canción "Stay" de Hurts. Espero que os guste. Aquí os dejo el enlace)


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