domingo, 24 de junio de 2012

El beso.

El beso aún ardía en mi interior cuando nos despedimos en aquella esquina. El último de aquella noche. El primer recuerdo de mañana. Nuestras manos se separaron con la suavidad de un pañuelo de seda que desciende al suelo. Nuestras miradas se difuminaron en una única que decía "Te quiero". Pero teníamos que marchar. Yo llegaba tarde. A él, le restaba toda la noche. Al mostrarle mi espalda, me imaginé una lágrima en su rostro que sabía que no iba a producirse. Estábamos acostumbrados a estas despedidas convenidas.  Miré atrás y vi su sombra desaparecer en la oscuridad de la noche. Delante de mí, la puerta enrejada del patio del centro de menores donde vivía desde hacía un año. La luz que me acogía. Deseaba desaparecer en la noche pero algo me decía que no lo hiciera. Con el sabor de aquel beso piqué al timbre para que el educador me abriera la puerta. Mientras contaba los segundos que tardaría, miraba las rejas de las ventanas, las paredes negras que las envolvían y la única luz que había en mis quince años de vida. Y entonces lloré.

 (Texto que surge de un beso y de la canción de Linkin Park "Valentine's Day". Os dejo el enlace)


San Juan

Arde la hoguera sobre los leños quemados. En mi rostro se reflejan luces y sombras de un año finalizado. Parejas y grupos de jóvenes se divierten en la arena. Baco los envuelve con su lujuria y ellos le sonríen sin razón aparente. El crepitar de la madera se confunde con la explosión de los petardos lejanos. La ciudad intenta dormir en la noche más corta del año. Luces que se apagan al explotar en el cielo, dibujan pequeñas palmeras de colores que desaparecen transportadas por la brisa marina. Miro a la hoguera que arde poco a poco, sin prisa. Recuerdo este momento en mi juventud y niñez, cuando lanzaba los apuntes del bachillerato, los libros que jamás querría recuperar, los muebles viejos y los juguetes que me daban miedo. La mirada de mi abuelo, su sonrisa al lanzarlos. Haciendo desaparecer lo antaño y los deseos que ya no fueron. Buscando una renovación en todos ellos. Como ahora. Entre las llamas, ella duerme sin saber que está ardiendo. Sin conocer que  ambos lo necesitábamos. Que como decía mi abuelo: "...debes arrojar en la hoguera aquello que ya no sirve, aquello que no te ofrece nada. Aquello que deseas perder y que te permita crecer". Y eso es lo que he hecho: renovarnos.

(Texto que surge de una noche mágica. Espero que os guste).

miércoles, 20 de junio de 2012

Susurros

Sueño con escribir una única frase que llegue a tu corazón. Una unión de palabras tan perfectas como los besos que me robabas al anochecer. Sueño con la frase que abra tu corazón y me permita entrar en él, con la suavidad del bisturí. ¿Podré encontrarla alguna vez, cómo una vez te hallé a tí? Sueño con esos significados que me permitan volver a conocer lo más íntimo de tí. Sueño contigo a todas horas y la única frase que surge de mí es tu nombre acompañado de un "Te quiero". ¿Será suficiente? No lo sé. Mientras dudo, seguiré soñando con ella, con poder encontrarla y así, alguna noche, acercarme a tu nicho y susurrártelo una vez más.

(Texto que surge del Spotify y su variedad. Un ejercicio más sobre la pérdida. Espero que os diga algo).

Egoismo

Si fuera espejo, no te reflejaría. Si fuera reflejo, no existirías. Si fuera vida, sería tu muerte. Si fuera muerte, no serías nada. Si dijeras A, te escucharía Z. Si fuera consonante, serías vocal. No existe nada que podamos hacer juntos. No es culpa tuya, no tienes de que preocuparte. La única culpable soy yo. 

(Ejercicio que surge de una reflexión, de una idea y, también, porqué no, del cansancio. Espero que os guste)

martes, 5 de junio de 2012

Despedidas

El otro día, al despedirme de tí, me encontré pensando en ella y qué será de su vida. Ella no es más que mi primer amor, aquel que se pierde entre los tic-tacs del tiempo. El que marcha de forma lenta. Trágica. El que desaparece sin saber cómo llegó a aparecer alguna vez. Lo siento, no debería decírtelo. Sé que debería callar, que no debería hacer lo que estoy haciendo. Y más sabiendo lo que pasó antes de la despedida. Sé que acabo de enterrarme en vida, que no tengo perdón y que he metido la pata hasta el fondo. Sólo puedo decirte que lo siento y también decirte que no sé si volverá a pasar. De hecho, creo que ahora está sucediendo. No la he vuelto a ver, no desde la última vez que nos vimos a escondidas de tí. Fue antes de que todo ocurriera, no mucho. Me maldecí durante un tiempo y me culpabilicé de lo sucedido. Pero todo fue casualidad. Casualidad que coincidiéramos en un curso sobre "Comunicación sin palabras", casualidad que quedáramos para tomar unas copas después de él y casualidad que estuvieras en la calzada de enfrente y nos vieras besándonos antes de entrar en el hotel. Sólo casualidad, nada más. No entraste. No dijiste nada. Sólo esperaste a que regresara al día siguiente. Entonces me lo dijiste todo, como intento hacer yo ahora. Lo siento. Lo siento de verdad. Sé que no hay vuelta atrás que para ti las casualidades no existen. Tal vez tengas razón. Es posible que la vida sea así, un destino prefijado en cuyo lugar no cabe la casualidad. Puede ser y por eso me despediste el otro día, aquel día que me encontré pensando en ella. El día que ya habías elegido nuestro destino. El día que me dijiste adiós.

(Este texto surge de la canción de Beyoncé "Halo". Os dejo el enlace)