Miraba al cielo casi sin mirar. Como entre susurros. Sus pasos esbozaban huellas desordenadas en el barro y su cabello sombras resquebrajadas en el aire. Su corazón sufría. Ella seguía caminando, esperando hallar un final a aquel dolor que la envolvía. El sol desaparecía entre las piedras. Silencio de olas al romper sobre la roca. Lágrimas del cielo golpeaban, suavemente, la tierra y a ella. Casi inexistente.Silencio de olas al atardecer del invierno. Gotas vertidas sobre la arena. Rumores que envuelven el deambular del día y su muerte.
Vio caer su cuerpo desde su atalaya.Sonrió como una gárgola, fría y tétricamente. Pensó que al día siguiente, al despertar, su cadáver seguiría allí. Y se marchó.
(Un nuevo ejercicio. Espero que os guste)
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