Camino perdido entre palabras ausentes y otras que se concentran en mi mente. Deambulo por calles desconocidas que en mi pasado eran reconocibles de noches en qué formaba parte de ellas. Pienso en cómo he llegado aquí y sólo recuerdo el cansancio de mis pies y el peso de mi alma. Me siento extraño en un lugar conocido. Un animal solitario en la manada. Observo el cielo estrellado y revivo imágenes de sueños perdidos, olvidados por el paso del tiempo. Recupero el sabor de un beso anónimo, la caricia de una madre muerta, la palabra de un hijo al verte llegar a casa...
Entre cartones sólo se puede vivir de lo que no eres. Entre cartones sólo puedes esperar a qué algo ocurra. Entre cartones cierras los ojos y no sabes si al día siguiente los abrirás. Entre cartones tienes prohibido llorar por tu pasado. Entre cartones pocas veces sonríes y si lo haces es que sabes que has dejado este mundo, que has abandonado, que has caído derrotado. Entre cartones duermo sin esperar un mañana, sin soñar con un abrazo, pretendiendo recuperar el cansancio de los días pasados, de los días olvidados, de los días que no existieron. De los días que fui alguien para alguien. De esos días que desaparecen como lágrimas en la lluvia y se convierten en instantes de vida. De esos días que ya no puedes tener cuando vives entre cartones y deambulas por la vida como una alma en pena.
Cierro los ojos y sueño con la vida que no fue. Con la familia que no tuve. Con el trabajo que jamás perdí y sonrío sabiendo que esa vida no fue mía. O al menos es lo que creo.
(Este texto surge de la canción de Soul Asylum "Runaway Train". Os dejo el enlace)
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